La agresividad puede darse de dos maneras: Activa y pasiva y dentro de ellas se desarrolla física o psicológicamente.
- Agresividad directa: es el tipo de agresión que se puede detectar por la persona agredida ya sea física o psicológicamente.
– Agresividad activa: Esta puede ser física (pegar) o psicológica (insultar, gritar, amenazar)
– Agresividad pasiva: Esta puede ser física (negar la oportunidad a otra persona) o psicológica (hacer el vacío)
- Agresividad indirecta: La acción violenta se dirige a otra persona, animal u objeto.
– Agresividad activa: Esta puede ser física (robar) o psicológica (difundir rumores falsos).
– Agresividad pasiva: Esta puede ser física (no cuidar a la otra persona) o psicológica (no evitar rumores).

Considero que es importante que, como educadoras sociales que trabajamos con infancia, revisemos periódicamente nuestras conductas hacia los menores con los que trabajamos. En el día a día nos enfrentamos a diferentes situaciones en las que nosotras mismas podemos caer en agresiones psicológicas directas como gritar. Por este motivo, ante los momentos enfado de los menores y situaciones de estrés, deberíamos evaluar nuestras intervenciones para ver si han sido las más adecuadas y seguir buscando herramientas alternativas.
¡Hola Eva!
Efectivamente, estamos en procesos de deconstrucción. Nuestras intervenciones varian mucho desde como empezamos a como vamos evolucionando a lo largo de la vida, eso desde luego. 🙂
Es gratificante ver los avances, pero también es necesario no «machacarse» por cómo se ha hecho con anterioridad. Posiblemente, lo hayamos hecho lo mejor que sabíamos.