Antes de nada me gustaría presentarme ; me llamo Elisa Anta y soy mujer, madre e hija.
Mujer porque así me siento.
Madre porque fue mi elección.
Hija porque es mi responsabilidad.
Podría añadir más adjetivos que me definen pero ninguno más importante que estos tres,
aunque si estaría bien puntualizar que soy Educadora Social desde que tengo conciencia.
Entiendo que puede sonar raro, pero así es. Con 5 años tuve claro qué quería ser de mayor
“profesora de niños pobres”. No me juzguéis, tenía 5 años y acababa de morir Franco, eran
otros tiempos.
Esa “profesora de niños pobres” me acompañó en todas mis etapas y en todos mis actos,
actuando o luchando hacia lo que creía necesario y justo. Crecí y llegó el momento de decidir
Carrera Universitaria pero…no había nada que me gustara y me salté a la FP, hasta que
apareció Educación Social. Lo tuve claro, clarísimo, esa era mi vocación y estaba
tremendamente MOTIVADA.
MOTIVACIÓN, ¿Que és? Hay miles de definiciones pero una muy sencilla podría ser la actitud
continuada en el tiempo con el objetivo de satisfacer una necesidad u objetivo.
Yo era la motivación con piernas, estudiar lo que siempre quise y poder trabajar y vivir de
ello!!! Felicidad completa.
¿Qué pasó con los años? ¿Perdí la motivación?
Desde mis inicios veía a las personas algo mayores que yo, muy poco motivadas o con una
visión más negativa de los logros en el trabajo. ¿Por qué? «Si no quieren trabajar que lo dejen» -pensaba.
Hoy, 28 años después , con varios trabajos diferentes, con numerosas experiencias personales tanto positivas como negativas, con 2 niños y unos padres mayores; veo atrás y sigo haciéndome la misma pregunta. ¿Por qué? Pero ahora sólo digo el porqué.
La vida te hace madurar, a veces más rápido y otras veces más lento, pero maduras. Esto
implica adaptarte a las circunstancias tanto personales como profesionales, pero adaptarse (y es lo que normalmente olvidamos con los años) no es conformarse.
Siempre me llamó la atención una definición de RESILIENCIA en un curso que hice hace años en la UNED, donde describía a la RESILIENCIA como la capacidad de adaptarse a un lugar, circunstancia, momento,…integrando lo nuevo y aportando lo tuyo.
Entonces conformarse no es adaptarse, sino rendirse y en consecuencia, perder la motivación.
¿Y cómo llegamos a eso en el terreno profesional?
Lo primero que yo hago es ver dentro de mí, analizarme. Busco mis errores y mis aciertos y
hago un plan para modificar aquello que considero necesario para mantener la motivación.
OJO que mantener la motivación no es conseguir aquello tú quieres simplemente porque
quieres, NO, motivación no es EGO, ni EGOISMO. Va más allá; la motivación de la Educadora Social es para mí esa necesidad que me nace de dentro para apoyar cuando alguien lo necesite, poder ofrecer una mano o una abrazo y sobretodo, ser quien porta la espada por quien no puede luchar por sus derechos.
Tengo que decir que soy muy autocrítica y que a veces busco la excelencia, que ya os informo que no existe, eso también se aprende con los años.
El siguiente paso será ver que pasa en tu lugar de trabajo; ¿Hay buen ambiente laboral? ¿Se cumplen los objetivos? ¿Existe apoyo real de la directiva? ¿Se ven los frutos del esfuerzo?
Si se cumple y todxs tenemos las mismas ganas, todo va sobre ruedas, pero este castillo suele ir cayéndose a medida que pasan los años porque algo suele cambiar. Además, con el tiempo aprendemos a ver con más claridad, a leer entre líneas, a interpretar las señales…y si lo que llega no es positivo, empieza la perdida de motivación.
Esto acaba repercutiendo en tu trabajo y en la visión del mismo. Llega la insatisfacción y esa pérdida de motivación de la que hablamos.
Como podemos solucionarlo?…. Pues si supiera o pudiera hacerlo sería la reina del coaching.
Hace poco una persona que trabaja como educadora social me dijo que le motivaría un aumento de sueldo. Permitirme pero yo no lo veo. El dinero ayuda si, claro, evidentemente pero no es la única motivación real de una educadora social, no? Sinceramente las personas que escogemos esta profesión creo que no es nuestra primera prioridad.
Como yo lo veo, tras tantos años, numerosas paradas por el camino (tiempos para pensar) y con ganas de seguir; la motivación tiene que permanecer viva en ti, y no permitir que la
empresa, el sistema, lxs compañerxs, las leyes,…la aniquilen, porque si la pierdes y empiezas a dudar de ti y de tus capacidades…caes, y sólo tu vas a poder ayudarte.
Lo sé, lo sé, ¿Cómo mantenerte con lo que te rodea?. Primero luchar, hasta el final, sin
claudicar. Con respeto y tenacidad. Y si se vuelve insostenible, yo opto por alejarme, cambiar el escenario, empezar de nuevo. A mí, empezar de cero no me asusta, me da más miedo el gris de la rutina y la insatisfacción.
Sé que lo digo es difícil y que los tiempos están complicados (además de las circunstancias
personales de cada persona), pero cuando ya has gastado todos los cartuchos y empiezan a dudar de ti, ¿Qué más puedes hacer? Yo me voy, porque tengo un gran defecto, no sé hacerlo mal, y además no quiero.
Siendo mi primer post empiezo fuerte, jajaja
¿Porqué comenzar así? Porque ésta es mi vivencia actual, porque es como me siento ahora, porque después de casi 3 años creyendo que había perdido la motivación, me doy cuenta que NO, que está aquí, que nunca se ha ido pero el entorno la había escondido debajo de unmontón de piedras.
Llevo un año de trabajo, retirando una a una cada piedra y buscando su lugar. Un año de trabajo interior para volver a sentirme una buena Educadora Social, una buena profesional y una buena persona. Y por ello digo NO, yo voy primero y que nadie me robe aquello que amo; mi trabajo y mi visión del mismo.
Gracias a todxs por leerme. Es un placer abrirme.
Eli.
Ole con esta súper publicación! Mucha energía y fuerza y que no decaiga la motivación! Me ha encantado leerte